NAVARRA 1936 DE LA ESPERANZA AL TERROR

Navarra 1936. De la esperanza al terror de Pello Erdoziain.
Hace diecisiete años fue publicado por "Altaffaylla Kultur Taldea" la primera edición del libro Navarra 1936. De la Esperanza al Terror. Una obra que además de ser un firme alegato contra la represión que en Navarra se produjo tras el golpe fascista en julio de 1936, pretendía ser fundamentalmente un recuento físico de las víctimas de dicha represión, pueblo a pueblo, con fotografías y testimonios de escalofriante dramatismo.
Recientemente los mismos impulsores de aquel libro junto a la Asociación de Familiares Asesinados Navarros (AFAN) han vuelto a publicar una edición prácticamente definitiva, corregida y aumentada con casi ochenta nuevos republicanos fusilados, más fotografías inéditas y archivos investigados (1). Por lo tanto este libro eleva a 2.857 los navarros y navarras asesinados tras el golpe del 18 de julio de 1936, sin contar los aproximadamente 300 presos que sucumbieron en penosas condiciones en el Fuerte de San Cristóbal habilitado en aquellas fechas como cárcel política.
Testimonios de nuevas mujeres humilladas mediante el aceite de ricino, cortes de pelo al cero y sevicias sexuales, de más de 4.000 huérfanos, suicidios enmascarados, abusos sexuales a menores, cárcel, exilio, multas, trabajos forzados o destierros y expulsiones de familias enteras a las que se despojaba de toda propiedad y condenaba al hambre.
El libro recuerda como llegó la Segunda República a Navarra. El triunfo del Frente Popular y la sublevación del general Mola y finalmente, localidad por localidad, con datos ahora renovados, aborda la salvaje represión que acabó con la vida de casi 3.000 navarros en las cunetas de las carreteras o frente a las tapias de los cementerios. Nuevas aportaciones, como listas negras de "sospechosos izquierdistas" hechas por los sediciosos en vísperas de comenzar la purga vecinal, amén de los ya conocidos señalamientos de "rojos" que realizaban los curas de los pueblos para ser denunciados ante los matones falangistas o requetés, datos ampliados sobre suicidios que no fueron tales, novedosas identidades de navarros asesinados en Santander o Aragón y aragoneses "paseados" en Navarra, son algunas contribuciones de este trabajo revisado que también, por primera vez, reúne los nombres de los navarros que murieron alistados como gudaris del ejército vasco o de los que se refugiaron en el estado francés tras la derrota y los de quienes cayeron en el campo de concentración nazi de Gusen.
El Parlamento de Navarra, el 10 de marzo del pasado año 2003 expresó solemnemente en una resolución aprobada por 28 votos a favor y 22 abstenciones de Unión del Pueblo Navarro (aliado del Partido Popular en Navarra), que "aquellos hombres y mujeres fueron vilmente asesinados, sin juicio, sin nada que lo justifique, antes al contrario defendieron con sus ideas la libertad, el progreso y la justicia social". Resulta vergonzoso el cinismo de la derecha navarra ultramontana en su doble moral hacia las víctimas de asesinatos políticos. No es de extrañar, ya que muchos de los miembros de dicha formación además de algunos de sus actuales dirigentes, son los descendientes de los matones que como requetés o encuadrados en la Falange sembraron el terror en Navarra en aquel periodo histórico y en los cuarenta años posteriores de franquismo.
Respecto a esta reconversión política, resulta especialmente gráfico el testimonio que ofrece Francisco Inza en el libro, del asesinato en plena calle de Pamplona ante la vista de todo el mundo, de un hombre apodado "El Lozano" que por no escuchar el alto que le dan mientras está caminando, el pistolero requeté y después famoso "historiador" navarro Jaime Del Burgo, le mató, pegándole un tiro. El libro de la represión en Navarra no sólo fue en su día pionero en contenidos, sino que el sistema de alternar el estudio de documentos oficiales con entrevistas personales a los allegados se trasladó a otros puntos del Estado e inspiró trabajos similares en varias comunidades. El análisis de 168 juzgados y una recogida modélica de testimonios orales en todos los pueblos en la que se implicó una red de colaboradores en la que participaron desde periodistas a albañiles, de huérfanos a víctimas o simples ciudadanos sensibilizados. Asimismo la confección de la obra, su mezcla de labor de archivo y trabajo de campo a pie de calle, ha sido destacada y calificada de modélica en algunas universidades.
Otro capítulo que queda abierto en el libro reeditado, pese a la declaración del Parlamento Navarro en cuanto a hablar de reparación de daños, es la usurpación como botín de guerra de miles de propiedades, privadas y comunales, que no se ha restituido a sus titulares o descendientes. Ahora se reconoce la razón de los asesinados y hasta se alaba su memoria pero nadie ha pedido a los ladrones (matones en muchos casos) la devolución de la tierra robada.
"Toda Navarra quedó durante cuarenta años en manos exclusivas de los responsables directos de la represión: los caciques locales que se quedaron con la tierra y el control de todos los pueblos. Los caciques provinciales que dominaron la Diputación, la Iglesia, las grandes empresas, bancos y cajas de ahorros, los sindicatos, los medios de comunicación…."
Otro mito que rompe este libro es el que Navarra se levantó al unísono para combatir una República roja y separatista, ya que queda demostrado que en número de navarros fusilados, más los desaparecidos en los frentes republicanos, así como los caídos en el frente nacional que eran verdaderamente izquierdistas e incluso con familiares fusilados y que fueron obligados a luchar en batallones de choque en primera línea de combate en campo fascista, suman una cifra muy superior a los "caídos por Dios y por España" en una provincia en la que pese a la magnitud numérica de los asesinados no hubo un solo frente de guerra.
De los cientos de testimonios, hay que resaltar el de Mercedes Colás, de Lodosa, hija de un dirigente local de la CNT fusilado, quien años más tarde en Argentina, a dónde tuvo que emigrar, tendría que denunciar como "Madre de Plaza de Mayo" la desaparición, y probable asesinato por el gobierno fascista, de su hija Alicia. Asimismo y por el valor con que encararon su propia muerte, resaltar a los hermanos Ferrer de Gallipienzo, fusilados en el cementerio de Falces mientras cantaban abrazados una jota.
Editorial Altaffaylla, pedidos al 900-90 05 65

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