EL HECHO SOCIAL NABARRO




Que Borja Irizar Acillona me perdone:
¿QUIÉNES son? Sí… aquellos que se denominan nabarros. Invito a que nos hagamos la pregunta, buscando la certeza, explorando dar con la definición donde quepamos todos. ¿Somos los nabarros los habitantes de la Comunidad Foral de Navarra? Si es así, ¿lo somos todos? ¿Solo los que hablan castellano? ¿Solo los que hablan euskera? ¿Y los que lo estudian? ¿Son los nabarros una tribu o un pueblo? ¿Es una nacionalidad o sentimiento? ¿Un baztanés no es nabarro porque es vasco? O, sí lo es, ¿por qué es nabarro de cultura? ¿Un habitante de la CAV con menos cultura nabarra que un navarro no es nabarro? ¿El Estatuto y Amejoramiento nos hace nabarros? ¿Y los fueros? Preguntémonos...
Sé que no hay una respuesta completa si rebuscamos en el pasado para construir el presente de la definición. Desde luego, no somos una tribu, hoy en día casi nada es una tribu, quedan algunas sociedades tribales en África y América, pero no es nuestro caso, la tribu primigenia de los nabarros ya no era una tribu en el siglo I d.C. No se regía por los estándares de poder tribales ni tenía una simpleza ni un territorio tan pequeño para ser una tribu.
Tampoco podemos ver “lo nabarro” como una cualidad o característica contable, ¿es menos nabarro quien menos “cosas nabarras” hace o conoce? Y si es así, quien más “cosas nabarras” hace o conoce ¿podría intitularse como nabarro único? De hecho, es incontable e incalificable porque ¿quién podría demostrar que contra lo que se compara la nabarridad de un individuo es lo realmente nabarro y no un ideal forjado en la imaginación colectiva?
Los nabarros no son solo los hablantes de euskera, sobre todo porque hoy en día la mayoría social en Nabarra presenta cierta forma de bilingüismo. En las sociedades anteriores al siglo XX no cabía duda de que el idioma era el mínimo común denominador de la pertenencia a una nación determinada. Hoy en día, vivimos inmersos en una globalización donde nuestros hijos hablarán 3 o 4 idiomas con diferentes grados de habilidad. ¿Dejarán por tanto de ser nabarros o lo serían menos?
“Lo nabarro” no es el producto de un estatus político, no hay ley que nos haya hecho nabarros y no habrá ley que nos deshaga. En Navarra, el navarrismo ha opuesto vasco a navarro durante los últimos 100 años porque teme no que Navarra sea vasca, sino que deje de ser española. Pero los ciudadanos de Bizkaia, Álava, Gipuzkoa y Navarra, por encima de líneas de mapas, reyes y reinas medievales, batallas y pactos, forman una sola sociedad, cohesionada en torno a un poso cultural compartido que ha sido maltratado por terceros para romper nuestra cohesión social. No es casualidad que la cruzada en contra del euskera en Navarra, en los colegios del siglo XIX y XX, castigo de anillo incluido, se haya reproducido de la misma manera en Bizkaia, Araba y Gipuzkoa. No es casualidad que la cruzada liberal antifueros, que dio como fruto las guerras carlistas, tuviese a todos los forales defendiendo juntos lo que entendían que era, y es, un bien social compartido.
Lo nabarro es un “hecho social continuo en el tiempo”, es una idea compartida en nuestra sociedad, heredada y dotada en nuestra sabiduría social del poder de reconocernos entre nosotros y distinguirnos dentro de una excepcional diversidad. Y no podemos construir una definición más acertada. Lo que hoy somos es la mejor versión posible de nuestra propia sociedad, unida por la determinación individual de mantenerse cohesionada alrededor de valores compartidos y heredados por todos nosotros, valores como nuestra cultura y nuestras libertades forales.
Cada generación de nabarros es una forma de “lo nabarro” que en su diversidad social funda una nueva definición, la cual es la mejor versión posible y hereda la ambición de los valores compartidos de autogobierno, identidad y solidaridad entre nosotros. No podemos mirar lo nabarro evaluando un pasado que no hemos vivido, ni añorando tiempos pasados que no entenderíamos. Cada vez que “lo nabarro” ha cambiado, lo ha hecho su “hecho social” hasta conseguir la mejor versión de sí mismo.
Los nabarros somos nuestra sociedad y la construcción social requiere que entendamos que juntos, en Iruñea, en Durango y en Oion, en la cohesión social, está el mejor de nuestros futuros posible y que debe desembocar de forma imperativa en la creación de instituciones comunes entre los cuatro territorios forales con las que recuperar el máximo autogobierno y soberanía. Si nos resignamos a dividirnos por hechos históricos o delimitaciones políticas, muchas veces forzadas por terceros, no podemos defender de la misma manera nuestros bienes sociales compartidos.