Diario de Noticias de Alava
Vitoria. hace 813 años, al final de la primavera del año 1199, un ejército castellano comenzó el sitio de la villa de Vitoria. Nueve meses después, a comienzos del año 1200, los vitorianos, con el permiso de su rey, Sancho VII, se veían obligados a capitular ante el invasor.
Hoy, como cada año por estas fechas, llega el momento de recordar a aquellos heroicos defensores de la hoy capital alavesa, encabezados por Martin Ttipia, que lucharon hasta el límite de sus fuerzas. Por ello, desde el jueves, la ciudad se engalanará con su perfil más navarro para recordar los días en los que aquella aldea tributaba lealtad a las cadenas del reino navarro.
De hecho, el centro cívico Aldabe de la ciudad acogerá el día 24 (19.00 horas) una mesa redonda que, bajo el título Nabarra como paradigma, contará con la presencia de importantes expertos como lo son Sergio Iribarren, Luis María Martínez Gárate, Koldo Viñuales, José Luis Zubizarreta o Fernando Sánchez Aranaz, este último, colaborador habitual de DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA. Además, el próximo martes en el mismo lugar y a la misma hora, Joseba Ariznabarreta impartirá una charla magistral con su conferencia 500 urte estrategiarik gabe.
Ambas jornadas no serán las únicas que ensalzaran el espíritu primigenio de los gasteiztarras. No en vano, el 2 de junio en el Palacio de Escoriaza-Esquível, en el corazón del Casco Viejo, y a las 12.30 horas, partirá la kalejira nabarra para dar tiempo a preparar, una hora después, un pintxo pote nabarro.
Los organizadores de estas jornadas -Navarrate Taldea- explicaron ayer que "este acto público quiere ser, no sólo un homenaje a aquellos antecesores nuestros, que defendieron su libertad y la de su pueblo ante la agresión externa, sino además un pronunciamiento a favor de la recuperación de la soberanía y la territorialidad de Navarra, el estado de los vascos, tal como nos sigue pidiendo hoy en día la naturaleza de las cosas".
Sea como fuere, lo cierto es que en el año 1199, aproximadamente cuando aún no habían sido recogidas las cosechas, un gran ejército castellano hizo que los vitorianos se encerrasen al refugio de sus murallas. Los atacantes esperaban una rápida victoria, pero los sitiados resistieron con eficacia los primeros embates. También los segundos y los terceros. Ante esta situación, el rey castellano Alfonso VIII optó por construir una empalizada en torno a la villa amurallada y esperar mientras empleaba a sus hombres en la conquista de la Navarra occidental. Los vitorianos esperaban la ayuda de su rey, Sancho VII Azkarra, pero éste no llegaba. Se encontraba en Al-Andalus, precisamente, gestionando ayuda, en tropas y dinero, para poder hacer frente a un ataque de su belicoso vecino castellano.
Según recordó en este diario el propio Fernando Sánchez Aranaz, se dice que estando en Sevilla el monarca cayó gravemente enfermo. Esto lo sabía Alfonso, quien aprovechó las circunstancias para lanzar su ataque contra Navarra. Los vitorianos, al borde de la extenuación tras meses de asedio, solicitaron que se permitiera la salida de una comisión para trasladarse a Sevilla a hablar con su rey. Así se hizo, de manera que Sancho VII, ante la imposibilidad de socorrer a su villa de Vitoria, no pudo más que dar permiso a los vitorianos para que se rindiesen.
Y así se hizo, a comienzos de la primavera del año 1200, tras nueve meses de asedio. Mucho ha llovido desde entonces. Pero aún se recuerda aquella gesta. En ese sentido, los miembros de la Asociación Navarrate reivindican el carácter navarro de los territorios y las gentes de Álava, con el objetivo de la recuperación de la soberanía y el territorio del antiguo Estado vasco de Navarra.
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